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HABEMUS PAPAM

El Papa Francisco llega al Pontificado con la maleta llena de
humildad. En él podemos adivinar los verdaderos principios del cristianismo: la
lucha por la dignidad y los derechos de la persona y la mirada puesta en los
más necesitados. La cruz que luce sobre su pecho no es de oro. Es de plata o
quizá de otro metal más humilde acorde con la figura que representa: aquel que
un día murió en la cruz y que pudiéndolo tener todo, eligió una vida pobre y
austera. Eso sí, rica en palabras que cambiaron el curso de la humanidad.
El Papa Francisco, jesuita, nos lleva de vuelta al verdadero
espíritu del cristianismo. Tal vez con él las cosas cambien y la Iglesia camine
al lado de los más necesitados dejando
de lado la pomposidad que caracteriza todo el ceremonial que la rodea. Una cruz
que no es de oro sobre el pecho de Francisco, tal vez sea la primera señal de
que las cosas comienzan a cambiar…
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